
¿A quién no le gusta un buen misterio? Hallar la primera pista, esa que promete un emocionante final. Empezar a tirar de los hilos, conectar ideas, seguir rastros, investigar indicios, sugerir hipótesis, descubrir trampas… Pues todo eso ¡y mucho más! vas a poder encontrar entre las páginas de Misterios en la Gran Ciudad, la nueva colección middle grade escrita por Ana Campoy e ilustrada por Álex Alonso. ¿Te vienes a resolver enigmas por las calles de Nueva York?
Vale, pero ¿qué esconden estos Misterios en la gran ciudad?
Cornelia solo tiene once años, pero ya es propietaria de una encantadora tienda de antigüedades en Nueva York.
El señor Niemann, anterior dueño de la tienda y gran amigo de la niña, se la dejó en herencia antes de morir de manera repentina.
Pero la tienda no es lo único que Cornelia ha heredado. Junto con el local, el pequeño piso que hay encima y todo el catálogo de objetos fascinantes que se encuentran allí, Cornelia también ha recibido un sobre que contiene una carta escrita a mano por el señor Niemann en la que la reta a resolver un misterio: encontrar El tesoro del capitán Kidd.
Siguiendo un reguero de pistas de todo tipo, en colaboración con Miguel (el niño de la familia que regenta la tienda de electrónica de la acera de enfrente) y ayudada por un elenco de personajes bastante peculiares, Cornelia hará todo lo posible por llegar al fondo de la investigación y hacer honor así a la memoria de su viejo amigo.
Y este será solo el primero de los Misterios en la Gran Ciudad que Cornelia tendrá que resolver porque, solo unos meses después, Miguel y ella recibirán por correo un antiguo ladrillo que los conducirá a una nueva aventura en las profundidades de La estación fantasma.
Lo mejor de resolver Misterios en la gran ciudad

Esta es una colección al más puro estilo de las aventuras de detectives tradicionales. Los protagonistas reciben al principio del libro un objeto que plantea un misterio que deben resolver. A partir de ahí, empiezan a investigar, a consultar diferentes fuentes y a buscar nuevas pistas por la ciudad, que les van haciendo avanzar (y a veces retroceder) en su carrera hacia la resolución del enigma.
Escrita con un estilo muy cuidado, ágil, directo y con bastantes toques de humor, me pareció una lectura muy entretenida, divertida y curiosa. Y si el primer tomo ya me gustó muchísimo, con el segundo disfruté todavía más.
Podría limitarme a decir que me ha gustado todo de estos libros y no estaría mintiendo, pero la reseña quedaría un poco corta, así que, entre las mejores cosas de Misterios en la Gran Ciudad encontré:
La ambientación
Personalmente, al contrario que le pasa a Ana Campoy, Nueva York no es uno de mis escenarios favoritos. Sí que ha estado bien visitar algunos de sus lugares más emblemáticos y descubrir muchas curiosidades de sus calles junto a los protas, pero lo que de verdad me ha fascinado a mí ha sido la ambientación temporal.
¡Los noventa!
Y no solo porque el aura que rodea los años noventa me parece muy especial, con sus referencias culturales, el modo de vida un poco más pausado que ahora, la moda y demás, sino que al encontrarnos todavía en un mundo principalmente analógico, da muchísimo más juego a la hora de que los niños investiguen, consulten fuentes de información y busquen pistas. ¡Es mucho más emocionante que buscar la respuesta en internet!
Las curiosidades
A lo largo de las páginas, perfectamente integradas en la propia historia, ya vamos encontrando explicadas algunas curiosidades sobre diferentes temas, como literatura, arte, arquitectura, historia y, por supuesto, la ciudad de Nueva York. Pero, además, al final del libro se incluyen un par de páginas que cuentan, de manera un poco más detallada y concreta algunos de estos datos.
Me pareció un recurso muy interesante y enriquecedor, especialmente porque están incluidas de modo que forman parte de la historia, son fundamentales para el misterio.
Los personajes

En primer lugar tenemos a Cornelia que, de buenas a primeras, se encuentra con que ha perdido a una persona muy importante para ella y con que además ahora es la dueña de una tienda que no sabe como gestionar. Es una niña que está hecha a base de contrastes: dulzura y valentía, fragilidad y determinación, inteligencia y sensibilidad. Me encanta lo fiel que es a la memoria del señor Niemann, la curiosidad con la que se enfrenta a cada nuevo enigma y como se va abriendo poco a poco a Miguel, permitiendo que pase a formar parte de su mundo.
A Miguel, por su parte, le conocemos como un niño despreocupado, distraído, incluso que da cierta sensación de ser un poco gamberro. Pero poco a poco lo vamos conociendo mejor, no solo a través de su faceta como artista, si no de la historia que lleva sobre sus hombros.
Los dos protagonistas son adorables y muy avispados. Y la amistad que crece entre ellos es preciosa.
Pero no están solos. Y el elenco de personajes secundarios que los rodea son divertidísimos. Cada cual más peculiar que el anterior. Y, si llevas por aquí un tiempo y me conoces un poco sabes que con este tipo de personajes a mi ya me tienes ganada.
La edición
Los libros de Misterios en la Gran Ciudad, como objetos, también son para disfrutarlos. Álex Alonso no solo se ha ocupado de las ilustraciones, sino también del diseño como tal, que va completamente acorde con el ambiente de la historia y envuelve de tal manera que te hace trasladarte con muchísima facilidad a ese Nueva York de los años noventa.
Las ilustraciones como tal me han parecido muy tiernas. En blanco y negro, con ese tipo de personajes redonditos que a mí me gustan y escenarios detallados y con gran profundidad… pero, sobre todo, como friki que soy de la arquitectura, mis favoritas han sido las que plasman edificios. La que representa la fachada de la tienda de antigüedades creo que es mi favorita.
En resumen
Misterios en la Gran Ciudad de Ana Campoy es una serie middle grade de detectives, ambientada en el Nueva York de los años noventa. Una lectura entretenida, emocionante y divertida, llena de misterios, curiosidades y personajes entrañables. ¡Super-recomendada!