«El efecto Frankenstein» de Elia Barceló

El Efecto Frankenstein Elia Barceló

Con El Efecto Frankenstein, Elia Barceló resultó ganadora del Premio Edebé de Literatura Juvenil en 2019 y del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil un año más tarde.

Yo ya leí esta novela cuando se publicó por primera vez en esos años, pero ahora, con esta reedición que la editorial Edebé ha sacado para acompañar a la segunda parte de la historia, titulada El síndrome Frankenstein, he querido volver a sumergirme entre sus páginas.

Recordaba la trama por encima, pero sobre todo recordaba que me había encantado.

Supongo que la lectura que hice en 2019 fue bastante distinta a la que he hecho ahora, pues era otra etapa y yo era una persona diferente a la que soy actualmente.

Así que aquí vengo a contarte cuáles han sido mis impresiones de esta relectura. Pero no te asustes, esta novela sigue encantándome a pesar de los años.

¿De qué trata El efecto Frankenstein?

El libro comienza con Max despertándose en un estado de amnesia total, en un lugar que conoce, pero que no se parece demasiado a cómo era la última vez que lo vio. Su cuerpo, tampoco está cómo la última vez que tuvo concepción de él mismo: enormes costurones atraviesan su piel, pero no le producen dolor.

Nora llegó a Ingolstadt hace pocos meses para estudiar medicina. Es Carnaval y se dirige hacia una fiesta en la que apenas conoce a nadie, pero a la que se ha obligado a asistir con intención de socializar un poco y quizá comenzar a crear su grupo de amigos.

Sin embargo, Nora nunca llega a esa fiesta. Por el camino, es testigo de un accidente en el que una niña pequeña está a punto de morir ahogada en el Danubio. Nora no duda ni un instante en lanzarse al agua a salvarla. Max, tampoco. Y es así como se conocen.

La atracción entre ellos es instantánea, pero muy pronto comienzan a notar que hay cosas muy diferentes entre uno y la otra. Hasta que, poco a poco, Max va recuperando la memoria. Y juntos llegan a la conclusión de que pertenecen al mismo lugar, pero no al mismo momento.

Es entonces cuando Max decide regresar a su tiempo. Y Nora… le sigue. Quedando atrapada en pleno siglo XVIII…

Lo que me ha gustado de El efecto Frankenstein

Lo primerito que a mí me llamó la atención de esta novela cuando salió fue que es un retelling de Frankenstein (uno de mis clásicos favoritos que, por cierto, estoy releyendo en este momento) y, por supuesto, un homenaje a Mary Shelley.

Mientras Nora se queda atrapada en el pasado, se topa con los experimentos de Viktor Frankenstein, y su creación tiene un gran peso en el desarrollo de la trama. Además, a través de esta nueva interpretación del «monstruo» del doctor Frankenstein, se muestra cómo las apariencias no son siempre fiables, no solo a nivel de aspecto físico, sino también, por ejemplo, que tener un nivel social o cultural más alto, no tiene por qué corresponderse con un alto nivel de valores o moral.

Otra cosa muy interesante a este respecto es que, por supuesto, Nora conoce el libro de Mary Shelley y se hace preguntas sobre cómo es posible que la historia de ese hombre llegase hasta la pluma de la autora, además de compartir la curiosidad con Max. Y esto da lugar a una escena preciosísima en la parte final de El efecto Frankenstein.

Viajes en el tiempo y sus contrastes

Toda la trama de El efecto Frankenstein se sostiene en un viaje en el tiempo (o más bien, dos) imprevisto, impulsivo y sin aparente retorno.

Durante el primero de estos viajes, Max viaja desde su siglo XVIII hasta nuestro tiempo. Por supuesto, todo le sorprende: la luz eléctrica, los taxis, la ropa que lleva la gente… y el comportamiento de Nora, muy alejado de lo que él espera de una muchacha de su edad.

Como este primer viaje es corto, Max no tiene demasiado tiempo para acostumbrarse a esas modernidades, salvo para el carácter y los valores de Nora, con quien tendrá que aprender a convivir cuando ella lo sigue hasta su tiempo.

El Efecto Frankenstein Elia Barceló

Situados ya en el siglo XVIII es ahora a ella a quien le toca sorprenderse de lo oscuro que está todo, del frío que hace en las habitaciones, de todos los alimentos que jamás ha probado esa gente porque todavía no han llegado a Europa… y sobre todo del papel tan desigual que juega la mujer en la sociedad, tanto en el ámbito público como en el privado.

A pesar del vínculo que los une (que ha sido mi única pega al libro, porque me parece muy precipitado, sobre todo en el caso de ella) los encontronazos entre Nora y Max no tardan en surgir, pues sus principios, sus ideas y su cultura son muy diferentes y no paran de chocar. Sin embargo, poco a poco, a través del diálogo consiguen ir solventando estos choques, buscando términos medios que ambos puedan aceptar, turnándose para ceder y hacer pequeños sacrificios en favor de la convivencia.

A lo largo de las páginas, al mismo tiempo que Nora lo descubre, vamos recibiendo una panorámica de cómo funcionaba la sociedad, la política, la educación y cómo eran las ciudades de la época.

Los personajes secundarios

En torno a los dos protagonistas hay un elenco de personajes secundarios que avivan la trama y que me han parecido muy interesantes.

Por supuesto, la criatura de Frankenstein el primero de ellos. Ya he explicado por qué.

Pero también me gustaría destacar a Sanne, a la que conocemos como una jovencita desamparada, pero que poco a poco se va haciendo más fuerte, o a El Lobo, cuya evolución es magnífica. Ambos, así cómo algunos más, son de nuevo muestras de que los prejuicios y las apariencias no son de fiar y que el ser humano está hecho a base de las decisiones que va tomando y de su capacidad para asumir las consecuencias de sus actos.

En resumen…

El efecto Frankenstein me ha vuelto a enamorar en esta relectura. Un retelling juvenil moderno de un clásico que siempre se mantiene actual por los temas que aborda. Un elenco de personajes muy interesantes que, desde dos tiempos diferentes, reflexionan sobre las desigualdades entre géneros y clases sociales, sobre prejuicios y sobre la necesidad de tomar las responsabilidad derivadas de nuestros actos. Y además, con una trama llena de intriga, secretos, peligros y giros de guion.

Y, si quieres más, puedes leer la reseña de El Síndrome Frankenstein, la secuela de esta novela, siguiendo este enlace.

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