«Lilí, la justiciera enmascarada» de García-Clairac

Lilí, la justiciera enmascarada

Llega el verano y toca descansar. Para cerrar la temporada de reseñas, traigo a Lili, la justiciera enmascarada de Santiago García-Clairac. Una serie middle grade homenaje a las películas del oeste, desde la perspectiva de una niña que sufre bullying y ambientada en Almería.

¿Quieres saber más? Sigue leyendo.

Esta es la trama

Liliana vive con sus padres y su abuela en un rancho que lleva por nombre el del gran actor de westerns John Clayton. No en vano, el rancho está situado junto al desierto de Almería que sirve como escenario de muchas de esas películas y la familia se dedica a entrenar caballos para los rodajes. Padre e hija son grandes apasionados del cine del oeste. ¡Y su madre incluso ha salido como doble de escenas peligrosas en varias películas!

Sin embargo, últimamente las cosas no van del todo bien.

El rancho no da suficiente dinero como para mantenerlo y Liliana está sufriendo un acoso brutal por parte de un grupo de niños del colegio.

Como no se atreve a decírselo a nadie, nuestra protagonista comienza a vivir una doble vida. Por un lado, la real, en la que los problemas se agolpan y no encuentra el modo de solucionarlo. Por otro, una en la que cumple su sueño de ser una justiciera enmascarada que se enfrenta a los malhechores más peligrosos del oeste, cabalgando a lomos de su veloz yegua.

¿Y qué más?

Sola ante el peligro es el primer tomo de la trilogía que completan los títulos Las siete magníficas y La buena, la fea y la mala.

Esta primera trama queda bastante cerrada, así que supongo que, en los siguientes, Lilí vivirá nuevas aventuras, tanto en el lado de la vida real, como en el de justiciera.

El tema central

Sola ante el peligro se centra en al tema del acoso, principalmente en el ámbito escolar, pero también en el mundo de los adultos.

Desde que empezó el curso, Liliana sufre un acoso brutal por parte de un niño que llegó nuevo al colegio y dos de sus secuaces. No solo la insultan y se ríen de ella, sino que también la persiguen por la calle e incluso la agreden físicamente.

Lilí, justiciera enmascarada

Liliana no comprende por qué le está ocurriendo eso, tiene miedo e incluso se culpa a sí misma, mientras repasa mentalmente qué es lo que habrá hecho para merecer ser tratada así. Mientras lucha por sobrevivir a los días en el colegio, Liliana, paralizada por el miedo, se debate entre la posibilidad de pedir ayuda y la perspectiva de cómo todo podría empeorar aún más si dice en voz alta lo que le sucede.

De su parte tiene a su profesora, que intenta ayudarla utilizando las herramientas que están en su mano. Lamentablemente, vemos que, en realidad, estas herramientas son limitadas y que el problema que desde fuera muchas veces se califica como «cosas de niños» tiene un fondo mucho más extenso y peligroso.

Al mismo tiempo, vemos como entre los adultos también se manejan este tipo de dinámicas dañinas y cómo, en última instancia, los niños las absorben o se ven afectados por ellas incluso cuando no les atañen de manera directa.

Por lo que al final todos los personajes, de una u otra forma, terminan jugando un papel fundamental en lo que le está ocurriendo a Liliana. Como en la vida misma, vamos.

Un homenaje al cine del oeste

Sin ser yo aficionada a las películas del oeste, la ambientación de la novela me ha gustado muchísimo.

Que esté situada en Almería ya es un gran punto a favor, porque estamos demasiado acostumbrados a leer historias que ocurren en otros países, pero no tanto a quedarnos aquí y disfrutar de los paisajes que tenemos más cerca. El rancho familiar, el desierto… todo me envolvió y me trasladó allí con mucha facilidad.

Y, por supuesto, la parte del mundo del cine. El ajetreo de los rodajes, el montaje de los escenarios, los actores y esas pequeñas (grandes) cosas que se mueven detrás de las películas y que desde nuestra posición de espectadores no vemos con tanta frecuencia.

Una cosa que me ha encantado en este sentido es que Liliana, cuando se transforma en Lilí la justiciera enmascarada, puede ser quien quiera ser, sin limitaciones. Y creo que esto es justo lo que nos aportan la imaginación y las historias, tanto en formato libro como en el cine o los videojuegos. Las partes de Lilí me han parecido un homenaje precioso no solo al western, sino a la ficción en general y a todo aquello que podemos ser cuando nos dejamos llevar por la imaginación.

La edición

La estética de todo el libro es muy atractiva.

Lo primero que llama la atención es la cantidad de ilustraciones preciosas y a todo color de Laia Ferraté.

La maquetación utiliza una tipografía diferente para reforzar ciertas partes del texto y las páginas están salpicadas de adornos.

Además, los capítulos en los que Liliana se convierte en Lilí vienen con un fondo en tono sepia y las ilustraciones tienen una ligera textura, dando la impresión de que los personajes están rodeados del polvo del desierto e imitando la estética de los westerns de Hollywood.


Y hasta aquí esta temporada de reseñas. ¡Muchas gracias por acompañarme!

Espero que pases un verano estupendo.

¡Nos leemos a la vuelta! 💜

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