«Manuela y los Cakirukos» de Miguel Brieva

Manuela y los Cakirukos cabecera

No sé cómo explicarte qué es lo que te traigo hoy. Manuela y los Cakirukos es un libro, claro. O, más bien, es dos libros. Es un álbum ilustrado en formato grande que alberga entre sus páginas un montón de mundos chiquititos. Y un montón de posibles lecturas. Es una historia de fantasía y de ciencia ficción. Pero también una aventura veraniega. Y, según dice la portada, es «un cuento para criaturas terrestres de todas las edades».

Pero entonces…

¿De qué trata Manuela y los Cakirukos?

Manuela, Tomás y Jonás pasan cada verano en casa de sus abuelos, en la costa.

En un principio, las vacaciones pintan igual de emocionantes que las de todos los años para los tres primos: reencuentro con la pandilla, excursiones por el bosque, reuniones en la casa del árbol, paseos en bici, baños en el mar, concursos de castillos de arena…

Pero se equivocaban.

Porque este verano va a ser aún más estupendo.

De repente, algunos objetos empiezan a desaparecer, al mismo tiempo que comienzan a suceder cosas extrañas. ¿Y qué son esas pequeñas figuras luminosas que creen haber visto pasar a toda prisa por la habitación?

Tras encontrar un viejo cuento que el tío de los niños escribió muchos años atrás para Manuela, los tres primos, acompañados por sus amigos (humanos y no humanos), se lanzarán a una extraordinaria «búsqueda del tesoro» que supondrá el inicio de la aventura más maravillosa de sus vidas. Un viaje a través de mundos desconocidos con la misión de salvar la existencia de toda una especie.

¿Por qué me ha gustado?

Manuela y los Cakirukos portada

Con Manuela y los Cakirukos, Miguel Brieva da una vuelta de tuerca a los libros de tramas veraniegas clásicos, en los que los niños viven una gran aventura mientras los adultos no se enteran de nada. Todo comienza con el viaje a la casa de los abuelos en la costa (que ya nos da una pista de que no va a ser lo que parece), el reencuentro con la pandilla y los planes de disfrutar cada segundo.

Pero enseguida viene la sorpresa…

¡Qué libro tan raro!

Este es un libro extraño, no nos escondamos. Y a mí me encantan los libros extraños.

La trama en sí misma es una fusión de elementos realistas, de novela de aventura e intriga con fantasía y ciencia ficción. Una mezcla muy explosiva.

Además, la ambientación que propone también me ha parecido muy original, pues mezcla unos escenarios que recuerdan a los de los típicos veranos mediterráneos de los años noventa o principio de los dos mil, con aparatos futuristas como los medios de trasporte o el sistema de comunicación.

Por no hablar del viaje que hacen los tres primos, que no es ni a través del tiempo, ni del espacio. Si no algo mucho más complicado que implica atravesar fronteras imposibles para quedar enfrente de lo más diminuto que existe.

Muy loco todo.

He viajado en el tiempo

Sospecho que cada persona que se sumerja en este álbum va a sacar una lectura personal y diferente, pues cada cual encontrará referencias distinta basadas en su propia experiencia.

A mí me ha transportado directamente de vuelta a la infancia.

No solo por el recuerdo de esos veranos en el pueblo, todo el día en la calle con los amigos de aquí para allá, con las tardes eternas que parecía que no se iban a hacer noche nunca.

También porque me ha llevado a recordar los libros de Los Cinco o El autobús mágico, series como Los diminutos o Fantastic Max y películas como Mi vecino Totoro o Cariño he encogido a los niños.

¡Si hasta en una de las ilustraciones aparece un muñeco de peluche que mi madre tenía en casa! Le envié la foto y lo reconoció al instante.

Por la edición

La historia de Manuela y los Cakirukos viene envuelta en un formato de lujo. Un álbum en gran formato, con tapa dura y totalmente ilustrado por el propio Miguel Brieva.

Las ilustraciones son a todo color y tienen una estética realista, tradicional, que contribuye a hacer viajar a esos veranos de finales de los noventa de los que hablaba antes. Quizá no es mi estilo de dibujo preferido, pero no cabe duda de que transmite muchísimo y enriquece el contexto de la historia. No me la imagino con ningún otro tipo de ilustración; no sería lo mismo.

Además, nos encontramos con interrupciones en la trama en las que podemos ver con nuestros propios ojos algunos de los documentos que manejan los protagonistas, como el cuento de Manuela o un fragmento de la Cakirukopedia, creando así varios niveles dentro del texto, libros dentro del propio libro.

En resumen, una aventura veraniega, con fantasía y ciencia ficción, que esconde tantos niveles de lectura posibles como los mundos que recorren nuestros protagonistas para resolver el misterio que guardan los Cakirukos. Ya lo dice la portada: «un cuento para criaturas terrestres de todas las edades».

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